¿Por qué el descalcificador de sal está prohibido en varios países?
En la última década varios países han prohibido o restringido parcialmente el uso del descalcificador tradicional que funciona con aporte de sal. Estos sistemas derrochan gran cantidad de agua con sodio. La presencia de altos niveles de sodio en el agua que va a parar al desagüe tiene un grave impacto medioambiental. Por esta razón, algunos países han optado por limitar su uso, al tiempo que abogan por soluciones más seguras y respetuosas con el medio ambiente.
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Países pioneros en contra del descalcificador
EE.UU.
En Estados Unidos el debate sobre la contaminación medioambiental que provocan los descalcificadores de sal se inició hace años. Algunas áreas, incluso estados enteros, han regulado el uso de estos sistemas.
En el caso de California, un proyecto de ley de 2005 permite a las distintas comunidades o municipios votar para decidir sobre la prohibición de este tipo de descalcificadores. Esta decisión a menudo está motivada por la amenaza de multas por no cumplir con los estándares medioambientales o por las protestas de los agricultores cuyos cultivos quedan dañados por el sodio.
Desde 2014 más de 25 comunidades californianas han prohibido el uso del descalcificador de sal. Otros estados como Michigan, Connecticut, Texas, Massachusetts o Arizona han seguido sus pasos.
Las prohibiciones hacen referencia, en su mayoría, a la instalación de descalcificadores y al vertido del agua salada en hogares con sistemas sépticos privados, aunque algunos municipios han prohibido totalmente su uso para proteger los acuíferos del exceso de sodio.
Dinamarca
Dinamarca tiene unos criterios de calidad muy estrictos respecto al agua potable. La normativa Godkendt til Drikkevand establece los requisitos para los materiales de sistemas de tratamiento que entran en contacto con el agua potable.
El descalcificador de sal sustituye ciertos minerales por sodio, alterando la composición química del agua y su potabilidad, por lo que estos aparatos no cumplen la normativa vigente danesa y no se pueden comercializar en el país a nivel doméstico.
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Riesgos medioambientales de los descalcificadores
El descalcificador de sal tradicional se basa en el intercambio iónico y se ha utilizado durante años para eliminar la cal y ablandar el agua. En pocas palabras, elimina los minerales responsables de la dureza del agua, el calcio y el magnesio principalmente, y los reemplaza por sodio. A este sistema se le conoce también como “suavizador” o “ablandador”.
El sodio liberado por el descalcificador en cada regeneración de resinas tiene efectos muy negativos en la calidad del agua y, como consecuencia, en el medio ambiente. Estos son los principales problemas potenciales de ablandar el agua con este tipo de descalcificadores.
Plantas sin nutrientes
Regar con agua que ha sido tratada por un descalcificador clásico puede ser dañino para las plantas. Con el tiempo, la sal que contiene el agua de riego se va acumulando en la tierra.
La alta concentración de sal en el suelo disminuye los niveles de oxígeno y hace que la tierra se hinche y se compacte, impidiendo que las plantas absorban suficientes nutrientes a través de las raíces.
En zonas donde las precipitaciones son escasas la sal no se filtra lo suficiente en la tierra para poder diluirse.
Tierras menos fértiles
Incluso si no se utiliza el agua tratada para regar las plantas en casa, ésta puede llegar a la red de aguas residuales a través de nuestras actividades diarias, como por ejemplo ducharnos o lavar la ropa.
Estas aguas se utilizan en ocasiones para el riego de parques o para usos agrícolas. Con la acumulación de sal en los suelos, éstos se compactan y pierden nutrientes vitales, perjudicando a la vegetación existente, frenando el crecimiento futuro de nuevas plantas y reduciendo el rendimiento de los cultivos.
Vida acuática en peligro
Las aguas residuales deben tratarse para eliminar los altos niveles de cloruro sódico en aquellas ciudades donde está permitido el uso de descalcificadores que funcionan por intercambio iónico. Una mayor salinidad aumenta el coste del tratamiento y reduce la posibilidad de reutilización de las aguas residuales con fines industriales o agrícolas.
La cuestión es decidir qué hacer con la sal adicional después de tratar el agua. En algunos lugares ésta acaba siendo vertida en el océano, en lagos o en ríos. Es un método costoso y que puede tener efectos negativos a largo plazo para la vida acuática.
Derroche de agua
El descalcificador de sal tradicional puede rechazar hasta 200 litros de agua en cada regeneración de resinas. Pero hay otros motivos por los que estos sistemas favorecen el sobre consumo de agua.
Como hemos explicado más arriba, la tierra muy compacta no absorbe bien el agua, de modo que es necesario regar con más frecuencia para obtener el mismo resultado.
Además, para evitar que la sal acumulada en la tierra afecte a las plantas, ésta debe filtrarse. Uno de los métodos más sencillos es el de inundar periódicamente el terreno con agua. Esto disolverá y hará desaparecer la sal, pero también nutrientes que son esenciales para el suelo y que tendrán que reemplazarse por fertilizantes y otros productos químicos.
Tampoco es recomendable beber agua tratada con un descalcificador de sal debido a su alto contenido en sodio, que en ocasiones puede superar los niveles permitidos para el agua potable. El uso de estos descalcificadores debe combinarse con la instalación de otros sistemas de tratamiento domésticos. Algunos de ellos derrochan grandes cantidades de agua por cada litro filtrado.
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Alternativas eco-friendly
La utilización de sistemas químicos de tratamiento de agua como el descalcificador de sal supone una amenaza para los recursos hídricos. El vertido de agua salada procedente de los descalcificadores afecta a la calidad de las aguas residuales, recicladas y subterráneas.
En aquellos países donde se ha regulado y limitado el uso de los sistemas químicos, predominan las alternativas no contaminantes, soluciones ecológicas que no requieren suministro de sal ni de productos químicos. El agua conserva sus propiedades naturales originales y se evitan las nocivas consecuencias de la contaminación medioambiental.
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Tecnología Dropson inspirada en la naturaleza
Los especialistas en tratamiento de agua deben adaptarse a las necesidades de un mercado que cada vez compromete más el equilibrio de nuestro entorno.
Dropson desarrolla tecnologías ecológicas competitivas inspiradas en la naturaleza y ofrece soluciones alternativas a los sistemas clásicos.
El principio de funcionamiento de los sistemas antical Dropson se basa en la modificación del equilibrio calco-carbónico del agua para impedir la formación de la cal.
Por otra parte, el efecto curativo que elimina la cal presente en las instalaciones emula al fenómeno a la disolución natural de la misma provocada por el agua de lluvia.
El descalcificador Dropson es un sistema antical eco-friendly y una alternativa real a los sistemas tradicionales descalcificadores:
– no utiliza productos químicos.
– no produce residuos.
– no modifica la composición natural del agua.
– no desperdicia agua.
– mejora el rendimiento de las instalaciones.
– favorece el ahorro energético.
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